ADMINISTRACION DE 10!


INSTITUTO PARA LA PROTECCION AL AHORRO BANCARIO

17.02.2014 12:37

El objetivo del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), a decir del gobierno mexicano, es proteger los depósitos del pequeño ahorrador y, con ello, contribuir a preservar la estabilidad del sistema financiero y el buen funcionamiento de los sistemas de pagos. 

Entre las principales funciones del IPAB se encuentran las siguientes: 
- Administrar un sistema de protección al ahorro bancario. 
- Determinar y ejecutar los métodos de resolución en bancos en aquellas instituciones de banca múltiple que presenten problemas de solvencia. 


- Llevar a cabo la administración y enajenación de Bienes asociados a programas de resoluciones bancarias. 

- Realizar el manejo y la administración financiera de la deuda derivada de los Programas de Apoyo a Ahorradores y Deudores de la banca.

Cabe recordar que este Instituto tuvo su antecedente en un fideicomiso denominado Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) que después fue convertido en deuda pública, con el pomposo nombre de Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB). 

 
Sin embargo, el supuesto objetivo del IPAB se encuentra muy lejano de la realidad, toda vez que en su trayecto posibilitó que lo peor del sector empresarial (que no empresarios) no sólo no sufrieron lo que todos los mexicanos padecimos con la inflación, alza de intereses y devaluación con desempleo que provocó la transición del gobierno en 1994, sino, además, se enriquecieron desorbitantemente para acabar enajenando la banca nacional reprivatizada a consorcios internacionales, todo sin pago de impuestos y con derecho a exportar sus capitales mal habidos a paraísos fiscales reconocidos.
 
A más de 10 años que los bancos siguen cobrando sus pagarés con intereses, y el presupuesto público cargando con los pagos a una banca parasitaria que ya no otorga financiamientos, sino préstamos onerosos a sus cuentahabientes y altas comisiones a los usuarios, el negocio de los beneficiarios del IPAB de cada sexenio sigue viento en popa. 
 
 

 

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